El VIH o Virus de la Inmunodeficiencia Humana es un microorganismo que ataca al
Sistema Inmune de las personas, debilitándolo y haciéndoles
vulnerables ante una serie de infecciones, algunas de las cuáles pueden poner
en peligro la vida.
. En
su ausencia de una cura contra este virus, la mejor prevención de la infección
por el VIH consiste en evitar su transmisión. Para ello, se deben tomar las
siguientes medidas:
-
Prevención de la transmisión por la sangre
Prevención
en el consumo de drogas inyectadas, no compartir agujas, jeringas, instrumentos
contaminados para la inyección de las drogas. Utilizar siempre material de un
solo uso. Utilizar material desechable para perforar la piel (agujas de
acupuntura, tatuajes, perforaciones).No compartir objetos de uso personal como
cepillos de dientes o hojas de afeitar.
El
personal sanitario debe utilizar aquellas medidas de barrera necesarias para
evitar el contacto con material contaminado. Las medidas deben ser universales,
de tal manera que debe tratarse como contaminado cualquier material que
potencialmente pueda estarlo.
-
Prevención en la transmisión sexual. Está demostrado que el preservativo es
un método efectivo para prevenir la transmisión del VIH (y otras enfermedades
de transmisión sexual). Por este motivo debe utilizarse en todas las relaciones
en las que haya penetración (anal o vaginal) y también en las relaciones
urogenitales.
Si la
persona ya está infectada, el preservativo evitará el riesgo de infectar a la
pareja y el de volverse a infectar. La reinfección puede contribuir a un
desarrollo más rápido de la enfermedad.
En el
caso de parejas en que un miembro está infectado por VIH y el otro miembro no
está infectado, el tratamiento antirretroviral correcto de la persona
infectada, reduce de forma drástica el riesgo de transmisión a la pareja no
infectada.
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Prevención en la transmisión perinatal.
Una
mujer embarazada infectada puede: interrumpir el embarazo o bien hablar con el
ginecólogo para estudiar su caso y como reducir el riesgo de infección al bebé.
La
tasa de transmisión materno-fetal, si no se realiza ninguna acción preventiva,
es del 20%-30%. La administración de tratamiento antirretroviral a la
embarazada ha reducido el riesgo de transmisión a menos del 1%.
Aquellas
pacientes infectadas por VIH que quieran quedarse embarazadas, deben consultar
a su médico habitual y al ginecólogo. Estos le indicaran que debe mantener el
tratamiento antirretroviral (aunque pueden ser necesarios algunos cambios para
evitar la toxicidad al feto) y si no toman tratamiento, muy probablemente deban
comenzarlo, al menos a partir del segundo trimestre del embarazo, para evitar
la transmisión.
La
leche materna está totalmente desaconsejada en estos casos ya que puede
transmitir el virus.